
La Reforma de la Ley del aborto que promueve un aborto liberticida en toda regla, y que desmenuzaremos punto a punto en una de las próximas entradas del blog, podrá gustar más o menos a unos y a otros, incluso como es mi caso una repulsión absoluta y tajante.
Pero al fin y al cabo sabemos con esta nueva reforma de la ley, lo que el gobierno socialista propugna y promueve- y en ese aspecto es claro, no engaña,-que el aborto libre es su propósito último, y nos lo presenta a los ciudadanos con una claridad meridiana.
En cambio las medias tintas, la tibieza y la ambigüedad soporífera del Partido Popular, parece haberse transformado de un plumazo, y su supuesto activismo antiabortista ha resurgido (si es que existió alguna vez) como un Sanedrín al completo rasgándose las vestiduras.
Y es que cabe recordar, varias claves importantes que autoriza éticamente el reprocharle al Partido Popular su pasividad, su indiferencia, incluso su beneplácito hasta el día de hoy respecto a este tema.
En primer lugar, durante las dos legislaturas que gobernó el PP, este no cambió un ápice de la anterior ley, sabiendo del “coladero” del tercer supuesto y de los desmanes liberticidas que se producían. En esos 8 años el PP calló y otorgó.
En segundo lugar, la postura antiabortista de la boquita pequeña a la que nos tiene acostumbrados el PP, es un mero cliché para no perder el voto más ético y conservador, es un puro atrezzo teatral, ya que en su programa electoral no incluye ninguna mención explícita sobre la abolición de la ley abortista.
En tercer lugar, poniendo como ejemplo la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP, el SERMAS (Servicio Madrileño de Salud) tiene conciertos con clínicas abortivas y se subvencionan abortos Son conciertos que están abiertos y firmados, algo que no pasa en otras comunidades como en Navarra. Esas facturas han salido en varios medios ya. La Clínica Dator es un ejemplo, y hay más.
El Partido Popular pues ha demostrado en este tema la ambigüedad, las medias tintas y la tibieza ladina a las que nos tiene acostumbrados en temas esenciales como este. Nunca se posiciona en temas fundamentales, con una actitud acomplejada, subordinando al interés los principios morales y éticos. Su posición se basa en el “no vayan a decir”, como ocurrió en el caso de la retirada de crucifijos de colegios y otros estamentos. En este caso no iban a ser menos y sólo afirmaron que "no les molestaba el crucifijo", pero no se posicionaron claramente con su habitual y continuo lastre de complejos intelectuales, cuyo agravante más notorio es su “supuesta” pertenencia al PPE que aglutina a los partidos demócrata-cristianos de Europa.
Por ello nos preguntamos ¿A que viene este rasgar de vestiduras del PP? ¿ Es simplemente una táctica que busca un rédito partidista? Tómense su tiempo para contestar si lo desean. Por cierto si les interesa, mi respuesta es SI.
Editormagazine-
Publicar un comentario