
Quisiera pediros ayuda. Estoy algo aturdida con el lugar que frecuentemente utilizo para el desempeño de mis actividades de ocio al aire libre, el Corredor Verde del Guadiamar. Tenía entendido que la zona estaba declarada Paisaje Protegido, según Decreto 112/2003, de 22 de abril, BOJA nº 78 (25 de abril de 2003), Humedal Andaluz, según Decreto 98/2004 de 9 de marzo, BOJA nº 66 ( 5 de abril de 2004) y Lugar de Interés Comunitario, (ES6180005), según la Directiva Hábitats 92/43/CEE (julio de 1992). Sin embargo, creo estar algo desconectada de la realidad de esta zona, por lo que voy a dar un pequeño paseo a ver si así consigo aclarar mis ideas.
Empiezo vislumbrando en el horizonte el local llamado “Cafetería del Guadiamar” (nombre que no alcanzo a comprender, ya que allí nunca se ha tomado café). Por lo visto, esta construcción se ha destinado finalmente al Centro Sanluqueño de Integración de Inmigrantes del Este. Yo, en estos aspectos, solía partir del concepto de la propiedad colectiva y de la responsabilidad inherente a ella. Sin embargo, lo que allí se ha desarrollado ha sido una política pionera, puntera en el sector, basada en la permisibilidad ante la destrucción de lo construido y destinada a evitar la aparición del sentimiento de exclusión e inadaptación por parte del colectivo marginado. También se ha llevado a cabo un programa de apoyo a la utilización de energías renovables en el hogar mediante la combustión de biomasa, lo que en cristiano entiendo por unas buenas candelas y, por último, se ha optado por el reciclaje del 100% del vidrio y cristal del local, pagado por todos meses antes.
Durante mi tranquilo paseo me tropiezo durante con unos furtivos a lomos de una rápida scooter y me planteo como se está llevando la Gestión cinegética de la zona. En principio, la normativa de aplicación inherente a su figura de protección prohíbe el desarrollo de dicha actividad. Sin embargo, creo que determinados paisanos expertos en el sector han estimado que existe sobrepoblación de Conejo, Liebre y Perdiz Roja (en fase de recuperación según mi corto conocimiento). Esto ha conllevado la aplicación urgente (al margen de cualquier tipo de trámite burocrático) de fuertes medidas correctoras, las cuales pasan irremediablemente por acudir al socorrido Furtiveo, incluso durante la época de reproducción de dichas especies. Supongo que se partirá de la base de que estas medidas no desencadenan efectos colaterales, que las rapaces allí presentes pueden buscarse la vida por otro lado y que eso de la cadena trófica es una invención de algún ecologista aburrido. Recuerdo entonces lo absurda que me sentí al preguntar en un bar si la Liebre que me iba a comer había pasado los controles sanitarios pertinentes y es que, son más baratas si proceden del furtiveo ¿qué más dará que tenga algún que otro gusanillo? ¡a la olla!
Continúo mi paseo y me detengo ante la arteria principal de esta zona, el Río Guadiamar. En un tal Inventario de Humedales de Andalucía se dice algo así como que es zona de vital importancia ecológica ya que lo forman las aguas que abastecen los espacios protegidos de Doñana. Esto, como está recogido en un lenguaje demasiado técnico, creo que no lo he comprendido del todo bien, ya que no dejo de observar como numerosos camiones cisternas acuden al lugar para cargarse de agua gratuita, y es que la crisis hace estragos.
Por último, y para terminar mi paseo, me detengo en el aparcamiento del merendero, lugar de divertimento y ocio para numerosas parejas locales. Empiezo a pensar que soy una escrupulosa histérica y que los padres que cogen en brazos a sus hijos pequeños al llegar al lugar son tremendamente exagerados. Los restos de preservativos, pañuelos y derivados del acto amoroso vendrán a representar la libertad sexual (digo yo) de la que gozan nuestros jóvenes. Será que el civismo y las normas de convivencia se han quedado anticuadas en la sociedad actual.
Finalizo esta caminata recordando lo socorrido que resulta el lugar para las fotografías de numerosos políticos y la realización de los reportajes ambientales de turno. Evidentemente se sienten orgullosos del Corredor y de la impecable gestión que aquí se está desarrollando. Yo después del paseo estoy aún más aturdida que al principio y es que, a mí, esta gestión, me da verdadera vergüenza.
Colaborador Medioambiente- Solúcar magazine: N.G.León
¿ Paiseje protegido?.
Lo de Paisaje Protegido es de risa. La administración competente no está haciendo nada en absoluto por proteger esta zona. Da pena ver como se encuentra algunos lugares del corredor verde. Todo aquel que sienta amor por la naturaleza siente rabia e impotencia al acercarse a la zona.