
Las imágenes impactantes de miles de cadáveres como consecuencia del terrible terremoto en Haití, han hecho aflorar gratamente en la masa ciudadana el sentimiento propio y bastante humano de solidaridad, empatía y compasión para con las víctimas. Tragedias de este tipo que se ceban con miles de vidas humanas suele producir un impacto instantáneo y una reflexión continuada, que gracias a Dios, sirven para que parte de la sociedad vuelva a plantearse tesituras de injusticias, pobreza, abandono y un largo etcétera en cuanto al trágico final de estas víctimas.
En cambio, nosotros como españoles, tenemos la suerte de que nuestras fronteras nacionales no estén dentro de un núcleo activo y habitual de fenómenos sísmicos importantes, aún así , al año siguen muriendo unas 120.000 víctimas inocentes. Si terrible fue el terremoto de Haití, de 7,3 grados, el continuado “terremoto ético y moral” que azota nuestra sociedad española, es imperceptible en cuanto a grados de intensidad , pero el recuento de víctimas supera desproporcionadamente el acaecido en Haití.
Quizás, la solución sea muy simple, hacer aglutinar en fosas comunes mientras una cámara graba para el telediario de las tres, o esparcir por las calles de nuestras ciudades, a todos esas víctimas inocentes cuyas vidas fueron cercenadas con el aborto, mientras periodistas sacan instantáneas para portadas de periódicos, para que así, algunos comprendan la verdadera dimensión de esta tragedia oculta y silenciada. Parece ser que solamente así funciona este remover de tripas corazón mediático.
Les puedo asegurar, que si extendiéramos los cuerpos de estas víctimas anuales del aborto por nuestras calles, la estampa sería algo distinta a la de Haití. La masa de cuerpos ya inertes, seguramente sería muy parecida, en cambio, la estampa de estos cuerpos yaciendo sobre calles pulcras a la sombra de edificios modernos, relucientes, símbolo del “progreso” y bienestar sería aún más dantesca y horrible.Es triste, que los ciudadanos y los medios de nuestro país se hayan acostumbrado a cuantificar 120.000 víctimas anuales aproximadamente sin sufrir dentro de nuestras fronteras ningún conflicto bélico o alguna catástrofe natural.
De todos modos, aquellos que defienden el aborto a capa y espada, supongo que aceptarán sin objeción la muerte de estos miles de haitianos, si seguimos sus argumentaciones en cuanto al ingeniado “supuesto derecho a decidir de la madre sobre el hijo”.
Según este falaz argumento, no tendríamos porque ponernos las manos en la cabeza por esta tragedia en Haití, ya que la “Madre Tierra” o “Pachamama”-como ustedes quieran- ha decidido interrumpir voluntariamente la vida de sus hijos haitianos, unos 70.000 enterrados aproximadamente hasta ahora. Por lo tanto,suponemos,que no habría nada que objetar por parte de los y las "Aídos".
Pero lo cierto, es que esta tragedia, nos baja de las nubes y nos estrella contra el cruel muro de la realidad de estos países azotados por la pobreza e injusticia, donde cada víctima inocente vale lo mismo allí que en Madrid, donde el sufrimiento se siente de igual forma allí y en Madrid, donde los llantos suenan con idénticos tonos allí y en Madrid.
Por ello, no sólo en memoria de estas 70.000 víctimas haitianas debemos estremecernos y en mi caso orar a Dios por sus descansos, sino por todas, por todas sin excepción, incluso por las 120.000 caídas a manos del aborto en España, porque una víctima inocente aún sin cámaras delante, vale lo mismo allí que en Madrid.
A. S. López, nuestra sociedad ha tenido delante de su conciencia esas imágenes de que habla en este artículo. Cuando al Seprona investigó el abortorio isadora, y cuando en 2007 detuvieron a Morín.
Aqui dejo un enlace para no olvidar esto. Esto se hace en nuestro flamante "Estado de Derecho", que niega el derecho a la vida al ser humano más indefenso que hay. "Estado de Derecho" que tolera la transformación del útero materno en una sala de torturas para que se enriquezcan los morines y avance la ideologia de género de los progretarios:
http://www.hazteoir.org/node/24810